lunes, 25 de febrero de 2019

Mamarrachadas varias

¿Qué sería del mundo de la Semana Santa sin el compadreo? A esta frase le cambias los signos de interrogación por los de exclamación y quizás hasta tuviera más sentido. Lo del "Santo Martes" está dejando retratados a muchos, para bien y para mal. Está dejando retratados, sobre todo, a muchísimos de los integrantes del Rancio Team de Sevilla.

La polémica viene por un tweet. Un tweet de Carlos Navarro Antolín, periodista y subdirector de Diario de Sevilla, que dice lo siguiente: "Se acabó la absurda polémica. El Consejo pone fin a la mamarrachada del Martes Santo al revés. Quien quiera dimitir ya sabe el camino". Lo pueden ver también en la imagen que ilustra este texto para que quede claro que no hay manipulación de ningún tipo. Vayamos por partes.


Personalmente, Carlos Navarro Antolín me parece un buen periodista. Y creo, igualmente, que tiene todo el derecho del mundo expresar libremente su opinión sobre este tema. Si este periodista opina que el "Santo Martes" es una mamarrachada, yo lo respeto. Yo no opino lo mismo pero, insisto, tiene todo el derecho del mundo a opinar así. Por lo tanto, todos aquellos que se han dedicado a insultarlo y a faltarle al respeto deberían pedir disculpas. No se puede atacar de esa a una persona porque opine de forma contraria a ti.

Defendiendo la libertad de expresión del periodista, creo que tenemos que aplicarla todos con el mismo rasero (curiosa palabra esta última). Apoyo a todos los que salgan a defender que no se insulte a este hombre por sus palabras. Pero me llama la atención que muchos de estos defensores, muchísimos, son los que luego intentan censurar a ciertas personas y ciertos comentarios. Y eso es lo que de verdad me provoca. El compadreo, el puñetero compadreo. Si tal cosa la dice mi amigo, saco el tema de la libertad de expresión pero, en cambio, si lo dice otro que no me convenga... Esa mamarrachada, queridos amigos, es la que no me vale.

Si este comentario, exactamente el mismo, llega a hacerlo cierto concejal de cierta ideología política, ¿habrían salido a defenderlo también los integrantes del Rancio Team? A las pruebas me remito: NO. Todos se habrían callado como se calla cualquiera cuando pasa el Gran Poder. Ese Gran Poder, por cierto, del que posturean como les da la gana y al que le dan guantazos a mansalva cada dos por tres. Y hasta les hago un favor diciendo que se habrían callado porque, con casi total seguridad lo puedo decir, lo que habrían hecho es darle leches hasta en el cielo de la boca. Estos colegas del Rancio Team no defienden la libertad de expresión, defienden el compadreo. Compadreo que, por cierto, es el cáncer de la Semana Santa.

Por otra parte, entiendo que Navarro Antolín jamás podrá considerar una falta de respeto el que yo califique como "mamarrachada" un artículo suyo. Quiero pensar que así sería porque, de lo contrario, estaríamos entrando en una contradicción bastante difícil de sostener. Pero, insisto, sobran todos los descalificativos y falta de respeto hacia esta persona solo y exclusivamente por expresar su opinión. Igual que en otras ocasiones similares también sobraban y muchas personas que ahora son defensores sí que atacaban.

Por último, vivimos en la capital mundial de las mamarrachadas. Mamarrachadas como faltar al respeto a alguien por expresar una opinión contraria a la nuestra, como defender la libertad de expresión solo para los casos que nos convienen, como difundir y poner de manifiesto el compadreo como bandera de la Semana Santa... Todo eso sí que es una mamarrachada gorda. Mamarrachadas de mamarrachos que lo único que buscan es saciar su ego e imponer su forma de pensar y de actuar. Y contra las mamarrachadas solo hay dos soluciones efectivas:

Educación y democracia. Democracia y educación.


José Antonio Montero Fernández.

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