"La primera" (Pablo Lastrucci). |
Todo esto viene a colación de las palabras de Carlos
Navarro Antolín (el de las mamarrachadas) que ayer podíamos leer en Diario de
Sevilla. Expresiones que, en realidad, he leído a mucha gente durante estos
meses. “Cambio de ciclo” o “evolución”, son palabras con las que se puede
resumir la idea que muchos intentan vender en esta fotografía. Más claramente:
nos están intentando vender que como una mujer ha dado el pregón, el asunto del
machismo y la integración plena de la mujer en la Semana Santa va “palante”. Y
tan tranquilos se quedan.
Como ustedes entenderán, puedo y debo descojonarme. Hay
que descojonarse porque es surrealista, lo de la Semana Santa es surrealista. Y
es surrealista, me van a permitir la palabra, porque es contradictorio el
mensaje que se ha intentado vender a las 14:00 con el que se ha vendido a las
14:15.
Primero se vende que esto es una evolución porque la
mujer ya ha dado un pregón pero luego, a las semanas, sale el presidente del
Consejo (telita lo del Consejo) a decir que no, que esto ha sido algo puntual
que había que hacer (estoy de acuerdo en que era necesario a estas alturas)
pero que no necesariamente se tiene que volver a elegir a una mujer para igualar
la descompensación del tema. Se lo diré más claro para que lo entiendan bien:
en los próximos 10 años el pregón no lo van a dar 5 hombres y 5 mujeres, lo van
a dar (si acaso) 8 hombres y 2 mujeres.
Pues a esa forma de gestionar las cosas mucha gente en el
mundo de la Semana Santa la llama “evolución e igualdad”. Toma ya, con alegría.
Amigos míos, esta es la foto de las migajas, la foto de la vergüenza. Te
argumentan estos iluminados que claro, los cambios en un mundo como el de la
Semana Santa van poco a poco, que no puede ser todo de golpe… No vaya a ser que
explote Sevilla, cuidado… Poco a poco dicen, como si estuviéramos en los 80 o
en los 90, cuando tenemos el cuarto de siglo ahí al ladito. Tiene tela el
asunto.
Como yo conozco ya a estos especímenes, lo avisé antes de
que eligieran a Charo Padilla como pregonera. Avisé de que muchos intentarían
vendernos esto como “no machismo” en la Semana Santa, como evolución… Lo avisé
no porque yo sea adivino (premio), sino porque es el día a día y el proceder de
estos iluminados. Te dan cuatro migajas del pastel y se ponen la medalla de la
satisfacción. No buscan el progreso y la evolución, buscan callar a la gente y
que pase la tormenta. Eso es lo que ellos quieren, esta foto. Para manipularla,
para vender su realidad, para tapar las vergüenzas y las caras coloradas.
Pero cuidado, que luego la culpa es de los que no nos
callamos, de los que decimos cuatro verdades y de los que levantamos un pelín
la voz. Estos iluminados (qué sería de la Semana Santa sin ellos) son capaces
de darle la vuelta a la tortilla de la forma que más les convenga, como llevan
haciendo siglos. Hay que tener poca vergüenza o pocas luces (esto ya no es
culpa de nadie) para vender, como llevan vendiendo muchos durante meses, que la
Semana Santa evoluciona porque una mujer ha dado el pregón. Una evolución que
para ellos es a base de migajas. Pues para ellos las migajas.
Menos palabras y más hechos.
Pero hechos de verdad, no de postureo.
A mí no me compra nadie con las migajas de la vergüenza.
Ni con las de las croquetas y el pescao frito.
Evolución y progreso… Tiene cojones el tema.
Cojones y ovarios.
José Antonio
Montero Fernández.
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