jueves, 1 de octubre de 2020

El Tiempo y la Fe

Foto: Alejandro del Castillo Perujo.

"Si nadie me lo pregunta, lo sé; si me lo preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé".

Solo el tiempo sobrevive a todo. Da pánico pensarlo, a pesar de que todos convivimos con él. Y somos tan ingenuos que pensamos que somos capaces de controlarlo, de medirlo, de domarlo... Y mientras tanto, él nos sigue planteando un camino que no logramos descifrar. ¿Dónde quedan 400 años para el tiempo? ¿Hasta dónde es capaz de llegar el tiempo?

Pudiera parecer que se esconde en el azul de la Luna de Nissan en una fría madrugada, en los miles de universos que se abrazan cada viernes alrededor de una plaza, en la policromía doliente y maltratada de su cara... En lo eterno de su zancada, en la contundencia de su andar, en la simbología que lo embriaga o en el firmamento que anuncia su mirada.

¿Acaso importa el tiempo? Pregunto. ¿Acaso ha importado alguna vez? Todo esto no es una batalla contra el tiempo. Básicamente, porque él no compite, directamente nos gana. Parece, efectivamente, que hubieran pasado 400 años. Pero no es cierto, no han pasado... están pasando con Él. Con Él, por Él y para Él. Porque Él es el único capaz de entenderlo, de abrazarlo, de modificarlo. Incluso de vencerlo, si fuera necesario.

El tiempo no existe cuando uno deja ante Él su fe. La Verdad del mundo no es el tiempo, la Verdad del mundo es Él. Y es algo que tampoco se entiende, ni se ve; simplemente se siente. Y al sentir, se descoloca el tiempo, pierde su sentido y su ser. Por eso, en este infinito camino no existe el tiempo de los 400 años, existe únicamente Él.

Y existen las oraciones y la esperanza del que cree. Y las lágrimas sinceras, y el amor del que lo siente, y la herencia permanente de las abuelas con fe. Por eso el tiempo no gana al que lo quiera creer, al que lo sienta latiendo y al que no lo pueda entender. Donde no llega el tiempo, llega la fe. Y si esta tampoco alcanza, al final siempre queda Él.

No son 400 años. Es Él.
¿Cómo se entiende el tiempo?
¿Cómo se entiende la fe?
¿Cómo se entiende la vida sin entenderlo a Él?


José Antonio Montero Fernández

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