jueves, 30 de enero de 2020

Cultura de la incultura

Se presentó el pasado martes el cartel del IV Centenario de la hechura del Señor del Gran Poder, una obra de la reconocida artista sevillana Carmen Laffón. Seamos sensatos y hablemos claro: un mal cartel. Más todavía tratándose de la artista que se trata. Creo que todos, en mayor o menor medida, estaremos de acuerdo en esto.

Hasta aquí todo normal. Se presenta un cartel de una gran artista y, en esta ocasión, la cosa no ha salido bien. ¿Dónde está el problema? Pues donde siempre, en el catetismo. Opiniones como "esta señora dónde ha aprendido a pintar", "ya no tiene edad para pintar", "pero a quién se le ocurre encargarle nada a esta mujer", o "el tiempo de su arte ya pasó", son el reflejo del poquísimo conocimiento cultural que impera en esta ciudad.

¿Hay que criticar a Carmen Laffón por esta obra? Pues sí, hay que criticar a Carmen Laffón por esta obra. Pero hay que hacerlo, al igual que a todo el mundo, bajo una premisa básica: el afán constructivo. Y para exponer una crítica constructiva lo primero que hay que hacer es exponer una serie de argumentos lógicos que justifiquen el posicionamiento que tengamos. Pero claro, eso es lo complicado. ¿Qué es lo fácil? Atacar desde el desconocimiento y poner a la artista a la altura del Betis. Betún, perdón... el corrector.

Premio Nacional de Artes Plásticas, Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio... Con estos reconocimientos a sus espaldas, entenderéis que valorar la obra y la valía artística de Carmen Laffón por un cartel, un mal cartel, es una auténtica catetada. Pero claro, ¿qué podemos esperar de una ciudad que descubrió el CAAC hace dos días porque se expuso allí a un crucificado?

Poner, desde el absoluto desconocimiento, a Carmen Laffón a la altura de cuatro o cinco cuya vida es pintar carteles (que en muchos casos no son carteles) a cambio de croquetas (telita, por cierto) no es ya una falta de respeto a la propia artista (también), es una falta de respeto a la ciudad y a su cultura. Carmen Laffón es una artista que está por encima, a años luz del frikismo cartelista de esta ciudad.

Hay vida pictórica más allá de los carteles de Semana Santa. De verdad, se lo juro. Vayan al CAAC, a las galerías de arte de la ciudad, a la Fundación Cajasol... Quizás así entiendan lo que es la cartelería cofrade a la cultura de la ciudad, quizás así entiendan y descubran de verdad a Carmen Laffón. Lean, investiguen, comparen, escuchen a los expertos... Tengan una visión artística que vaya más allá de los carteles de esta ciudad. ¡Infórmense y aprendan!

Dicho todo esto, creo que sería justo dejar a un lado a algunos artistas, historiadores del arte y demás expertos en la materia. Profesionales y no profesionales que, con un afán constructivo y con unos argumentos lógicos (estemos más o menos de acuerdo con ellos), sí que aportan una crítica constructiva a este cartel de Laffón. Y aquello que construye es aquello que suma.

Es cierto, amigos, no es un buen cartel. Y es justo decirlo y criticarlo. Tan justo como agradecer que una artista con su trayectoria y su valía se preste a las cofradías. Tan justo como agradecer que una mujer con 86 años siga aportando creatividad al mundo.

Un poco de respeto para las personas que aportan.
Lean, investiguen, comparen, escuchen a los expertos.
Solo así podremos superar esta cultura de la incultura.
Lávense la boca antes de hablar de Carmen Laffón.



José Antonio Montero Fernández.

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